Las 5 leyes del huevo aplicadas a ventas.

Primera de las cinco leyes del huevo aplicado a ventas.

                No pongas todos los huevos en una sola canasta.

                Esta primera ley del huevo es conocida ampliamente, aunque como muchos de los conocimientos, conocerlo y aplicarlo es diferente.

                Los huevos de oro representan los resultados del esfuerzo en el trabajo; los ingresos, las comisiones, los bonos y los reconocimientos. La canasta significa la forma de obtener estos ingresos, el medio para obtener ingresos, que en nuestro caso específicamente son los clientes, prospectos y líneas de productos.

                No poner todos los huevos en una sola canasta nos advierte del peligro latente de concentrar nuestra fuente de ingresos dependiendo de uno solo o en muy pocas fuentes y/o clientes.

                Si nuestra fuente de ingresos se centra en muy pocos clientes y perdemos, por alguna razón, a uno de estos valiosos clientes, nuestros ingresos se verán disminuidos fuertemente y en algunos casos esto puede llegar a representar la quiebra o bancarrota.

                Para que esto no nos afecte dramáticamente, deberemos de prevenir aplicando el consejo que esta ley nos ofrece, diversificando nuestra cartera de clientes, prospectación y líneas de productos o servicios, a tal grado que si uno de nuestros clientes, fuentes de prospectación o líneas de productos deja de serlo, nuestros ingresos no lo resentirán en mayor medida y continuaremos en el negocio.

                De acuerdo a la legislación vigente, el desconocimiento de la ley no nos exime de su responsabilidad, lo que quiere decir que si conocemos o ignoramos la ley, de todos modos seremos afectados por ella al desobedecerla. No se es válido abogar que no sabíamos, que a mi nadie me lo dijo, etc., etc.

                Le podría contar varias dramáticas y verídicas historias de vendedores, comerciantes y negocios en que al no observar esta ley, por desconocimiento o por descuido, se vieron en la necesidad de cerrar las puertas de su negocio y se retiraron de la actividad debido a que su principal comprador, proveedor o surtidor cambió de opinión, de vendedor, de giro, de actividad o simplemente traspasó o cerró.

                Lo ideal es tener diversificada la cartera y fuente de prospectos, muchos y muy buenos clientes, aunque en la realidad, en el día con día, nuestro tiempo, atención, servicios y cuidados tenderán a ser absorbidos por nuestros mejores clientes, a quienes no deseamos descuidar y a quienes queremos conservar.

                Para evitar vernos afectados por los estragos de esta ley, deberemos de revisar periódicamente las fuentes de nuestros ingresos y procurar mantener un equilibrio en nuestro tiempo y dedicación para mantener un balance en nuestras fuentes de ingresos, sin que se deteriore la calidad de nuestros servicios.

                Cuídese de no poner todos los huevos en una sola canasta, y no se arrepentirá de los resultados.

                Segunda de las cinco leyes del huevo aplicado a ventas.

                Cuida a la gallina de los huevos de oro.

                Los huevos de oro son los ingresos, el dinero producto de nuestro esfuerzo.

                La gallina es la fuente que produce dinero. La gallina de los huevos de oro, no son los clientes, ni prospectos, ni su producto o servicio, ni siquiera su ocupación actual. La gallina de los huevos de oro es usted mismo.

                Cuídese a usted mismo que es el que produce los ingresos. Cuide de sus recursos para producir dinero. Los recursos de que usted dispone para producir dinero son: Su cuerpo, su mente y su espíritu.

                Cuide su cuerpo, su alimentación, su programa de ejercicios, su forma de vestir, su aseo personal, etc. Aprenda de los grandes, de los exitosos en su profesión.

                Una buena alimentación aunado a un programa de ejercicio físico le ayuda a tener más energía, a estar animado, a sentirse bien durante todo el día, a concentrarse, a ser más vigoroso y saludable. Una mala alimentación aunada a una vida sedentaria, por el contrario, lo hace sentirse cansado, somnoliento, deprimido, desganado, batalla para mantener la concentración, se distrae fácilmente, se agota rápidamente, no le aguanta el paso de los demás, duerme mal, se siente cansado cada vez más temprano, batalla para levantarse y frecuentemente se enferma, se resfría, le duele la cabeza o siente el cuerpo cortado. Todo esto tan solo por no cuidad de una alimentación balanceada y no hacer ejercicio con regularidad (aeróbico preferentemente) y además a veces castigar a nuestro cuerpo, al abusar de los refrescos de cola, café, tabaco y alcohol. Todo en exceso hace daño.

                Su mente es otro recurso de que dispone para producir dinero y también debe de cuidarse. En su mente reside su capacidad para aprender, para adaptarse al constante cambio, mantener una imaginación vivaz y mente lúcida. Así como hay ejercicios para el cuerpo también los hay para la mente, controle su actitud, su estado de ánimo, su disposición, su optimismo, sus ganas de triunfar, y su cuerpo lo seguirá en consecuencia, ya que la mente es más poderosa que el cuerpo, haga uso de su libertad de decisión, decida no ser víctima de las circunstancias.

                El recurso más importante y al que menos se le percibe es el espíritu, es su esencia, su alma, su fuente de energía, sabiduría y motivación. Conocemos a nuestro cuerpo y nuestra mente. Lo que soy y como soy, pero desconocemos lo esencial ¿Por qué soy?, ¿Para qué existo?, ¿Qué propósito me espera en esta vida?

                Un buen ejercicio para alinear, coordinar, unificar, sintonizar a sus recursos; cuerpo, mente y espíritu, es la relajación progresiva y la meditación efectuada con regularidad. Adopta una doctrina, filosofía, fe o religión que lo nutra espiritualmente y verá que su mente y su cuerpo le seguirán. Cuide a la gallina de los huevos de oro, invierta en ella su bolsillo, que ella se lo volverá a llenar y en abundancia.

                Tercera de las cinco leyes del huevo aplicado a ventas.

                Gallina que pone un huevo, que lo cacaraquee.

                La gallina el poner un huevo, cumple con su cometido y celebra su resultado cacaraqueando. Al cacaraquear se motiva a si misma a poner más huevos y esto es un ciclo continuo. La gallina no se espera a poner todos los huevos que se esperan de ella en un mes para cacaraquear, celebra cada uno de ellos.

                Recuerda su última victoria, triunfo o éxito. Cuando se dio cuenta de que había triunfado, ¿Qué fue lo que hizo? Si fuera gallina, le garantizo que hubiera cacaraqueado. Lo festejó, brincó de gusto, lo celebró, le dieron ganas de avisarle al mundo entero de su éxito, de gritar si victoria a los cuatro vientos, su actitud era todo un derroche de energía y felicidad, se le notaba no solo en su sonrisa, sino también en su actitud, en su estado de ánimo, se sintió tan bien y tan grande que parecía no haber imposibles, quizá como algunos, hasta el mar se le hacia chico para hacer un buche de agua.

                Recuerde bien esa ocasión en que celebró a sus anchas, ya que su manera muy propia de cacaraquear es la llave que le produce a usted una fuente de energía. Su manera de celebrar su triunfo, su manera de cacaraquear lo motivó a triunfar otra vez. Su forma de cacaraquear le produjo un aumento instantáneo en sus recursos, facultades, expectativas y posibilidades, benditas endorfinas.

                Si usted se ha restringido, de alguna manera, en su forma de celebrar sus triunfos, por pequeños que estos sean, ha caído en un ciclo de triunfos más pequeños cada vez y ahora apenas hace una mueca de gusto o un leve gemido de cacaraquido.

                Gallina que pone un huevo que lo cacaraquee. Esta ley nos indica que debemos de celebrar tanto los triunfos grandes como los pequeños, cada uno en su proporción, pero la clave está en cacaraquear a su estilo. Tan solo cuidándose de no andar cacaraqueando si no ha producido algo por lo cual celebrar.

                Propóngase celebrar cada triunfo, cacaraquee, que importa que alguien lo vea levantar los brazos en señal de victoria, que importa que lance un ¡yupiiii! o un ¡ajúa! de alegría.

                Lo meramente importante es la señal que se está mandando a sí mismo, por ejemplo, si como símbolo de triunfo cierra el puño fuertemente agitando la mano y levantando el pulgar con una amplia sonrisa en su cara y dice un ¡muy bien!, lo importante es celebrar cada avance hacia su meta, cada objetivo cumplido, y poco a poco verá, como cada vez por el simple y sencillo hecho de empezar a celebrar, se estará motivando a usted mismo a cacaraquear más y más fuerte cada vez.

                Al celebrar estará metiéndose usted mismo en un ciclo de auto motivación que se alimenta a sí mismo, de estímulo y respuesta, de triunfar continuamente y esto es tan poderoso que se convierte en un hábito, en un vicio que le hará producir huevos de oro, el gusto de ganar y de celebrarlo.

                Cuarta de las cinco leyes del huevo aplicado a ventas.

                Gallina que no pone, al caldo.

                La única función de una gallina es poner huevos. Si la gallina no cumple con su cometido, para algo bueno ha de servir y lo único bueno que le queda es para hacer caldo, lo que significa que la vida productiva de la gallina ha llegado a su término.

                Haciendo analogía con las ventas la única función de un vendedor es vender, y si no cumple con su cometido, usted será desplazado, reajustado o corrido.

                Es frío pero es la realidad, más vale aceptarlo que luchar en su contra, así es la vida. Usted no puede vivir ni de sus éxitos pasados, ni de sus promesas de futuro, si no produce los resultados esperados, alguien que sí los produzca, ocupará su lugar. No será el nuevo quien lo desplace a usted, sino usted mismo se ha desplazado a sí mismo al dejar de producir.

                La gallina va a dar al caldo al dejar de producir, al dejar de ser productiva. Productividad es la clave para no ser caldo. Un vendedor productivo es aquel que deja que los números hablen por él, que los resultados de su trabajo sean los que determinen su posición. Un vendedor productivo es un vendedor que vende. Si usted no está vendiendo, está dejando de ser productivo y su caldo se está calentando

                La productividad no viene con la edad más sí con la experiencia. En ventas el tiempo es relativo. Un vendedor puede acumular mucha experiencia en pocos meses, y hay vendedores que tienen años en la actividad y no acumulan experiencia, podrán repetir el mismo primer mes muchas veces, sin que esto signifique que avanzan, ya que no aprenden y continúan tropezándose con la misma piedra, día con día.

                La productividad es su única arma para defenderse en este nuevo mundo de libre empresa, y si todos algún día dejaremos de ser productivos producto de la edad, lo mejor es ir preparando un buen caldo, una digna jubilación, ahorrando ahora para el viejito que todos traemos dentro y más tarde va a salir.

                Si ahora nos hacemos suficientemente productivos, podremos ahorrar al menos un diez porciento de nuestros ingresos, para ir preparando nuestra propia retirada digna y confiable. Da nada nos sirve no pensar en el retiro ya que tarde que temprano a todos nos llegará. Ahorrando un sencillo diez porciento, su modo de vida no cambiará, ni dejara de tener lo que tiene, ni dejará de deber lo que debe.

                Es probable que usted piense que ahorrar es para después, para cuando le sobre el dinero, si el dinero nunca sobra, más bien parece que siempre falta. Si no ahorra desde ahora, lo único que está haciendo es ir empujando su propio caldo hacia adelante y créame, todos seremos caldo tarde que temprano. Así que dedíquese a ser lo más productivo que pueda, ponga todo su empeño en esto para que se vaya preparando para usted mismo un muy buen caldo y pueda gozar de una muy merecida, tranquila y digna jubilación.

                Quinta y última de las cinco leyes del huevo aplicado a ventas.

                Las gallinas de arriba siempre ensucian a las de abajo.

                Podría pensarse que esto se aplicará a los organigramas de las empresas y las organizaciones, y si así fuera, lo bueno sería ser gallina de arriba y no de abajo, aunque no hay gallina por más arriba que se encuentre en el organigrama, que no tenga una gallina más arriba que ella, ni el director general, quien tiene por encima al consejo o los accionistas o el dueño, ni los accionistas o el dueño quienes que tienen por encima de ellos a los clientes, a los consumidores, al mercado. Todos somos gallinas de arriba y gallinas de abajo, la economía es un sistema donde todos somos compradores y vendedores.

                La aplicación de esta ley del huevo no es a los organigramas de las instituciones, a lo que se refiere ésta quinta ley del huevo, que es la más temida de todas, por la verdad que hay en ella y deberemos de evitar caer en el juego de este proceder.

                Las gallinas de arriba siempre ensucian a las de abajo quiere decir que cuando las cosas salen mal tendemos a buscar a quien echarle la culpa. Es cierto que en la mayoría de las organizaciones se tiende a valerse y utilizar el poder para ensuciar al de abajo, pero las leyes de la vida, los principios, actúan sobre todos nosotros aun cuando no sepamos que existen, ni como funcionan, de todos modos funcionan y siempre se cumplen, siempre.

                Cada quien cosechará lo que haya sembrado, aunque usted lo vea ahora cosechando la siembra ajena, de la naturaleza nadie se burla y cada quien tendrá aquello mismo que haya depositado.

                Vivimos en un mundo en el cual hay que aprender a aprender, a seleccionar lo que nos han enseñado, padres, maestros, hermanos, sociedad etc., y cultivar lo que nos fortifica. Si todos nos echamos la culpa a todos, nadie sale perjudicado y nadie resulta beneficiado, así la lucha por salir airoso a base de engaños y mentiras, se convierte en una batalla en la que todos pierden y nadie gana.

                Si usted medita un poco sobre el asunto y concluye en asumir su propia responsabilidad, aprenderá más que cualquier otro que culpe a los demás por sus fallas, que busca a alguien de menor poder para culpar, esa persona sin darse cuenta se está destruyendo a sí mismo, en lugar de fortificarse, es como dice el refrán, el que escupe p'al el cielo, en la cara le cae.

                El que se responsabiliza por sus propios resultados, se hace res-pon-sa-ble, que quiere decir respuesta y habilidad, habilidad de respuesta. Culpar para afuera de usted mismo, es vivir en una fantasía de mentira y engaño consigo mismo, lo que debemos de hacer es ver hacia adentro de nosotros mismos para encontrar la falla desde su origen y ahí tomar consciencia para repararla y que no vuelva a repetirse.  Así, sólo así podemos mejorar, crecer como personas responsables, madurar y encontrar la felicidad de la superación personal. Disfrutará más del camino hacia el éxito al adueñarse de su más valiosa posesión, de usted mismo. Producirá más y mejor. Se sentirá en paz consigo mismo y podrá compartir su sabiduría con los suyos.

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