No siga siendo el mismo.

No siga siendo el mismo.

Las principales dos cualidades que todo vendedor debe dominar.

Tratando de resumir a su mínima expresión las cualidades con las que todo vendedor debe contar son empatía y empuje.

Por empatía nos referimos a la capacidad de poder crear una buena relación, tan buena que el vendedor debe de ser capaz de interpretar correctamente los sentimientos de su cliente y para que el cliente se abra ante el vendedor es necesario saber crear un clima de confianza y cordialidad, el respeto y profesionalismo lo damos por obvio para que en este ambiente el cliente pueda tomar decisiones.

Por empuje, nos referimos al impulso interno, ser determinado, tener ganas, capacidad de síntesis para concluir, concretar para ayudar al cliente a tomar una decisión.

Tal vez usted cuando inicia en ventas no tenga ni empatía ni empuje. Esto no quiere decir que nunca las va a tener, sino que si no las tiene es porque no ha querido tenerlas. De ahí que muchos formadores y desarrolladores de vendedores sabemos que el vendedor se hace, no nace, y se hace a sí mismo con toda la intención y he aquí su primer tarea; hágase empático y determinado.

Lea al respecto que no le llegará por inspiración divina, tome cursos y seminarios, invierta en su propio desarrollo, abóquese a aprender estas dos cualidades para dominarlas e incorporarlas en su personalidad y tendrá éxito en las ventas, pero deberá ser fuerte en ambas, como si fueran las dos alas de una avión, no puede ser más grande en una que la otra.

Si usted es más fuerte en la parte de la empatía y débil en el empuje, pues llegará a ser muy “cuate” de sus prospectos pero no hará clientes.

Por el otro lado si usted es débil en la empatía y más fuerte en el empuje, cerrará ventas pero tendrá una alta cancelación y poca retención o conservación.

La mayoría de los cursos y seminarios de ventas se enfocan a la supuesta sana agresividad del vendedor por centrarse en esa determinación, ese empuje, ese arrojo que es necesario para ser un buen cerrador, que no es malo ya que es la deficiencia de muchos, pero no se puede dejar de lado la parte sensible, humana, los sentimientos y las emociones que son los lazos que nos unen con los clientes.

El por qué de esto, pues tiene mucha historia y diferentes motivos; “Los hombres no lloran” y por tanto menos hablar de sentimientos, “no hables con extraños” y menos contarle tus planes, anhelos a una persona que apenas y conoces, más y más cultura y tradiciones que habrá que desenmarañar para dejar salir a su nuevo “yo” esta nueva persona más empático y más determinado.

Estamos hablando de incorporar nuevas cualidades a sus personalidad, que no es cosa fácil, solo es cuestión de trabajar en ello, cada quién a su propio ritmo que no son competencias. 

La recomendación es que se mida en ambas y su primer paso será emparejarlas. Una vez que usted se conoce a sí mismo (nosce te ipsum) y sabe en cuál es fuerte y en cuál es débil, pues se aboca a hacerse más fuerte en esa debilidad para emparejarse y una vez nivelado y equilibrado, crecer en ambas y elevar las alas hacia el éxito en las ventas.


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