Si usted tiene duda de si estoy
tratando de acarrear agua para mi molino, pues no dude si lo estaré o no
haciendo, tenga la certeza de que procuraré sacar provecho siendo agente de
seguros en una economía emergente, obvio sin que nadie resulte perjudicado, ya
que para que alguien gane, no necesariamente otro tiene que perder, se puede realizar
una operación ganar-ganar y si alguien ha de ganar más que otro pues que sea el
comprador quién resulte mayormente beneficiado.
Los seguros son buenos y son tan
buenos que prácticamente podríamos afirmar que no hay seguro malo. Por tanto los
compradores de seguros siempre salen beneficiados cuando sucede el siniestro.
Bueno aclarando, no que resulten beneficiados de terminar mejor que antes del
siniestro, sino que pongámoslo así, resultan menos perjudicados por contar con
un seguro al momento del siniestro. Cuando un siniestro ocurre nunca nade se ha
arrepentido de contar con un seguro.
Perdón, a lo mejor y usted no
tiene claro qué hace un seguro o para qué se compra un seguro y con base en
ello usted tendría duda de mi aseveración tan fuerte, de que todos los
compradores de seguros salen beneficiados cuando compran un seguro y luego sucede
el siniestro.
Bien pudo suceder el siniestro
sin tener seguro enfrentando una gran pérdida y en cambio la gran pérdida sería
reducida a una pequeña pérdida (deducible) por tener seguro ¿me explico? Por
ello se dice respecto a tener un seguro, que más vale tenerlo y no necesitarlo
que necesitarlo y no tenerlo.
De los riesgos a que en términos
generales todos estamos expuestos en nuestras personas o bienes, casi todos
estos riesgos se pueden transferir a una compañía de seguros. De hecho esta es
la definición de una compañía de seguros, una empresa que compra riesgos. Usted
puede tener un percance en su auto, pásele este riesgo a una compañía de
seguros, que sea la compañía de seguros la que pague los daños y no usted. Usted
puede enfermarse de esos padecimientos que harán que tenga que vender su casa
para pagar los servicios médicos, no se quede con el riesgo, véndaselo a una
compañía de seguros.
En este proceso de pasarle el
riesgo, vender el riesgo a una compañía de seguros, el pago es al revés de lo
acostumbrado. Usualmente cuando una persona vende algo pide dinero a cambio,
pero en este caso lo que se vende no es un bien sino una pérdida económica
potencial y por ello el pago es al revés, usted pagará para que la compañía de
seguros le tome su riesgo, ya que la compañía de seguros está comprando una
pérdida potencial si sucede el riesgo.
Ahora que está más o menos esclarecido
el concepto del seguro; un riesgo de perder económicamente, avancemos a lo de
la economía emergente.
Actualmente en México somos una economía
emergente, ya llevamos algunos años y esperemos que continúe así. Esto de ser
una economía emergente es que estamos emergiendo, emergente de emerger, brotar,
salir, no de emergencia, estamos saliendo de una situación y entrando a otra,
como un submarino en el momento en que sale a la superficie, está emergiendo,
con parte del cuerpo dentro del agua y otra parte en la superficie. Tomemos
esta escena, y pongámosle nombre, saliendo del tercer mundo y entrando al
primer mundo. ¿Seríamos segundo mundo como economía emergente?
Con base en lo anterior al ser
una economía emergente, en el mismo tiempo coexiste nuestro país entre dos mundos,
esto es que coexistimos en México dos tipos de mexicanos, unos de tercer mundo
y otros de primer mundo, juntos al mismo tiempo en un mismo país.
Esto lo podemos apreciar en
muchos escenarios cotidianos, un estacionamiento por ejemplo. Usted podrá
observar cómo es que muchos de los autos están bien estacionados, estos son de
personas de primer mundo, pero también se encuentra con conductores
tercermundistas que dejan su auto ocupando dos lugares en el mejor de los casos
porque otros más desconsiderados, prepotentes y poco o nada civilizados ocupan
el lugar de minusválidos sin serlo.
Tercer mundo no necesariamente es
gente de escasos recursos, poca educación o marginados. Ejemplos hay muchos, le
platico uno que viene al caso. Me encontraba en la fila para liquidar mi cuenta
en el lobby de un hotel con playa. En la noche anterior fue evidente que se
celebró una boda de playa así que a la hora de la salida estaba más o menos
rebasado el personal del hotel.
Bien, estando en la fila para
pagar, la pareja delante de mí, se notaba que son gente de dinero ya que hay
dos situaciones que no pueden ocultarse y una de ellas es el dinero. El joven deja
sola a la muchacha y al poco rato, apenas unos minutos la muchacha frente a mí
saluda a otra chica que está hasta el otro lado de la fila, a dos o tres personas
de la caja donde se liquida la cuenta.
Estábamos en “U” a unas veinte o
treinta personas de distancia para pagar y esta muchacha se sale de la fila y
se adelanta hacia su amiga ya casi lista para pagar, conversa unos instantes y
se queda junto a ella, en eso el joven regresa y se pone delante de mí en la
fila, ubica a su esposa que se había adelantado y le llama por su nombre, cada
vez más alto porque la muchacha se hacía como que no escuchaba hasta que volteó
y a señas con los ojos le indicaba que se callara que él también se les uniera,
que está a punto de pagar.
¿Qué haces ahí?- preguntó el
muchacho pero más a tono de reclamo- y entonces metí mi chuchara –su esposa
cree que nadie se dio cuenta que nos saltó a todos en la fila- el joven se hizo
como que entre que sí y no me escuchó y le volvió a llamar para que se
regresara a su lugar en la fila frente a mí. Con una cara de enojada así de
esos ojos que echan fuego me miraba la muchacha mientras regresó a su lugar y
el joven marido la aplacaba.
La fila avanzó y me seguía
mirando hasta que el chavo como que con pena no pudo esquivar mi mirada y le
comenté -ustedes los jóvenes ricos se supone que son los de buena educación,
mira todos estos turistas en la fila, todos nos dimos cuenta pero nadie dijo
nada, si ustedes con educación se comportan como tercermundistas qué dirán de
los mexicanos de poca educación- algo así comenté y se hizo silencio. Continuamos
avanzando y supongo que el chavo reflexionaba en lo que comenté porque algo le
dijo a su joven esposa al oído que dejó de mirarme y continuó en la fila como
que escondiendo la cara, de vergüenza espero.
Así en silencio continuamos
avanzando, unos quince tal vez veinte minutos y ya en el momento en que él terminó
de liquidar su cuenta, con la mirada me indicó que podía avanzar, me dijo –gracias,
le ofrezco disculpas, gracias de verdad- no quise arruinar ese “gracias de
verdad” porque quiero suponer que ya antes había batallado con el comportamiento
tercermundista de su esposa, riquilla fresa y chiflada, que seguía mirando el
piso sin hacer ni decir nada y así el joven ofreciéndome su saludo de mano se
despidió con ese “gracias de verdad”.
Yo tengo 55 en esa ocasión tenía
como 52, y esta pareja bien puede tener pocos años más que mis hijos, tal vez
me comporté un poco como padre que corrige, tal vez él así lo tomó, porque ese “gracias
de verdad” sonó sincero. Comento que no quise arruinar el momento porque las
disculpas se piden no se ofrecen, pero bueno la intención era buena.
Esto es lo que puedo realizar
como agente de seguros en una economía emergente, localizar parejas jóvenes con
potencial económico, personas que con un poco de análisis, un poco de reflexión,
algo de estadísticas si es necesario y argumentos contundentes, pueden dejar
comportamientos tercermundistas y tomar actitudes de personas de primer mundo,
como comprar seguros que es mi actividad y así todos salimos ganando.
Las personas de primer mundo, en
términos generales, son fan de comprar seguros, mientras que las de tercer
mundo casi no aseguran nada, los de primer mundo aseguran casi todo lo asegurable
y entre más ricos más seguros compran. No concibo una persona dueño de una
lujosa casa que no la tenga asegurada, ni al dueño de un lujoso auto sin
seguro, ni al dueño de una fábrica que no asegure tanto la fábrica misma como el
producto terminado hasta llegar a la distribución, hay mucho dinero en juego en
el producto terminado incluyendo las utilidades del precio de venta, no solo el
costo de fabricación, se asegura a precio de venta, es por ello que se requiere
más de un asesor que de un vendedor de seguros.
Si las personas de primer mundo
son los más conscientes de que sus bienes y ellos mismos son asegurables, las
personas de tercer mundo con mi ayuda pueden tener acceso a este comportamiento
de prevención, para que en caso de siniestro, no tener que volver a empezar de
cero, sino de retomar el avance donde se quedaron. Por eso las personas de
primer mundo reconstruyen después del siniestro, mientras que las de tercer
mundo se mudan tras la catástrofe.
Las personas con comportamiento y
actitudes de tercer mundo; no ahorran, no previenen, primero la diversión que lo
bailado nadie me lo quita, presas de la publicidad y las promociones a meses
sin intereses, de viaje ahora y pague después, las que gastan fortunas tratando
de aparentar un nivel social más alto que su realidad, etc., etc., estas personas
necesitan de mi asesoría y orientación para preservar su patrimonio que tanto
les ha costado y no perderlo ante una adversidad, ante un siniestro, una
enfermedad o la muerte o invalidez del proveedor, yo puedo colaborar en una economía
emergente, beneficiando a mis asesorados a que den un paso más hacia el primer
mundo y de paso salir beneficiado.
Claro está que el ochenta por
ciento me mandará por un tubo, por decirlo coloquialmente, pero así es esto de
la asesoría, con el veinte por ciento que toma mis consejos, uno de cada cinco que
logro persuadir es más que suficiente para hacer uno o dos clientes nuevos por
semana y todos salimos ganando.
Me gustan mucho tus conceptos. ¡Adelante!
ResponderEliminarExcelente tu reflexión, como siempre...
ResponderEliminarmuchas gracias por tus comentarios
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